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Camino de Santiago. Sarria (V). Iglesia Románica de Santiago de Barbadelo.


El Camino en Sarria, provincia de Lugo. Nos detenemos a contemplar la iglesia de Santiago de Barbadelo, románica, de finales del siglo XII. La iglesia es uno de los puntos de sellado de la credencial del peregrino, para obtener la “Compostela” al llegar a la Tumba del Apóstol.


Coordenadas de situación de Sarria en Galicia. Amplíe el mapa y llegará a la Iglesia de Santiago de Barbadelo: 42.765209, -7.450441

Nota: Los textos que figuran en cursiva han sido extraídos de la obra titulada La Arquitectura Románica en Sarria (1983), cuyo autor es D. Ramón Yzquierdo Perrín, Catedrático de la Universidade da Coruña. Pags. 72-79.

Desde el Camino ya vemos a lo lejos la Iglesia de Santiago de Barbadelo. Aquí: 42.766571, -7.448903

Unos breves apuntes históricos de D. Ramón Yzquierdo:
Santiago de Barbadelo, perteneciente a un antiguo monasterio de confuso origen aunque tanto Yepes como Argaiz lo llevan a los años setenta del siglo IX. Más tarde, en el 985, el rey Bermudo II interviene en un pleito entre Barbadelo y una noble por la posesión de unos vasallos, era entonces su abad Veremundo, el mismo que en el año 1009 lo anexionó al monasterio de Samos, dependiendo de él hasta la exclaustración de 1835.
Barbadelo aparece mencionado en el Códex Calixtinus en dos ocasiones. La primera en el sermón del papa Calixto, conocido como «Veneranda dies», cuando previene a los peregrinos de los malos hospederos que salían hasta aquí para engañarles con falsedades; la segunda, entre los pueblos por donde pasaba el Camino de Santiago. A pesar de todo en ningún caso se alude a la iglesia.
De la construcción románica sólo se conserva la nave, cubierta con techumbre de madera, en cuyo ángulo noroeste se levanta una torre de planta cuadrada, solución insólita que es comparable a la seguida en San Vicente de Pombeiro (Pantón).

En este punto el Camino gira a la derecha. Al fondo vemos el albergue de titularidad pública de Barbadelo. Tomaremos esta dirección después de concluir nuestra visita a la iglesia. Por ahora giramos a la izquierda y nos detenemos un momento a leer la placa que viene a continuación. Estamos aquí: 42.765960, -7.450231


Placa conmemorativa de la conclusión de los trabajo de rehabilitación del Camino a su paso por Barbadelo, en el año 2012.


Este es el camino que lleva a la iglesia.


Nos acercamos a la iglesia. Tiene dos accesos, a la izquierda vemos la cancilla por la que se entra al recinto, a la parte del cementerio y la cabecera de la iglesia. El otro acceso está al final de la pista de cemento que vemos, que lleva directamente a la parte de la fachada principal.


La cancilla que da acceso a la parte del cementerio.



Ya estamos dentro del recinto. Vemos la cabecera de la iglesia y toda la parte norte de la misma, además de la imponente torre.



La torre y la parte de la fachada norte de época románica.

En el muro norte se levanta un recio contrafuerte en el punto donde cargan, por el interior, los arcos de la torre. Desde este contrafuerte hasta el extremo oriental se repiten los elementos destacados por dentro (en el interior, lo veremos más adelante), de modo que en las ventanas cabe mencionar el capitel izquierdo de la más cercana a la torre, decorado con hojas; y el capitel derecho de la otra ventana, con un par de aves afrontadas.
Bajo las ventanas unas toscas ménsulas sirvieron de soporte a las vigas de un desaparecido pórtico que cobijaba la puerta y cuyo tejado ha dejado su huella en el paramento.


Ventana de la izquierda si miramos de frente a la portada, con el capitel derecho con un par de aves afrontadas.


El arco de la puerta norte, perfilado por un semicírculo con idéntica decoración a la del interior, se apoya en una columna acodillada a cada lado que se levantan sobre basas con pequeñas garras.


Los capiteles son zoomórficos, así el de la izquierda repite los leones afrontados con cabeza común; y el derecho, presenta dos pares de largos pescuezos entrelazados de los que los de los extremos muerden unos elementos vegetales y los centrales beben de un vaso situado en la esquina de la pieza. Vendría a ser una variante de las aves que picotean o liban en un objeto situado entre ellas.
Dintel ligeramente pentagonal sobre el que se disponen sillares lisos hasta cerrar el tímpano.


Capitel de la izquierda.


Capitel de la derecha.


La torre.

La fachada occidental presenta en su extremo noroeste la torre que, a partir del alero, culmina con un cuerpo con vanos: hacia el oeste se abre un sólo arco de medio punto; hacia el norte y este son ajimezados por un pilar e incluso se apuntan.
De trecho en trecho una imposta ajedrezada, o con un zigzag, o con círculos alineados recorre la torre como si quisieran separar cuerpos que de otro modo serían imperceptibles.

La torre desde el lado norte.


La torre desde el lado oeste, al lado de la fachada principal.


Fachada norte con la parte románica y el añadido posterior de la sacristía.


Esta es la otra entrada al cementerio y la iglesia, lleva a la fachada principal u oeste.


Nos situamos justo debajo del arco de la puerta principal. Vemos el muro del atrio frente a nosotros. Hay tumbas en el suelo.


Giramos la vista un poco a la izquierda.


Vamos a doblar la esquina, más a la izquierda, para ver la fachada sur. El muro del atrio en esta parte está cubierto de maleza. A la derecha, la antigua casa rectoral.


Desde aquí (esquina suroeste de la iglesia) miramos hacia arriba, especie de canecillo entre las dos fachadas.


Fachada sur llena de abundante maleza.


En el lado sur también se levanta un contrafuerte similar al del norte y únicamente cabe reseñar el cegado arco de medio punto de la antigua puerta. El resto del muro es muy posterior a la obra medieval. De los primitivos aleros nada queda en ninguno de los muros.


Portada de la fachada principal u oeste.

Al medio del hastial (fachada), y ligeramente adelantada del muro, se abre la portada con doble arquivolta de medio punto, perfilada, la menor, por un semicírculo con bolas espaciadas; y con chambrana ajedrezada, la mayor.
 

Se apoyan en un par de columnas acodilladas a cada lado. Las basas, de tipo ático, tienen bolas como garras y en las escocias de las de la izquierda, a pesar de la erosión, se perciben pequeños círculos excavados.
Los cimacios (son los elementos arquitectónicos situados sobre los capiteles), ajedrezados, ciñen la parte el muro en el que se abre la portada.

Columnas de la izquierda, capiteles.

Los cuatro capiteles son figurados.
El capitel izquierdo del arco menor, a la derecha de la imagen, presenta una pareja de cuadrúpedos, quizá leones, entre los que se encuentra una figura humana sedente que levanta sus brazos hasta tocar las cabezas de las fieras, podría representar a Daniel entre los leones.
El de la arquivolta mayor, a la izquierda, es similar a uno de las ventanas del muro norte: aves afrontadas.


Columnas de la derecha, capiteles.

El de la arquivolta mayor, a la derecha de la imagen, es el más destacable ya que representa la flagelación de Cristo, atado a una columna y azotado por dos verdugos, contemplando el castigo un personaje sentado.
El capitel del arco menor, a la izquierda, reitera los leones afrontados que parecen juntar una de sus patas delanteras.

En el vértice superior del propio dintel, pentagonal como se dijo, se ve una grotesca cabeza de animal de cuya boca salen tallos que se entrelazan con los círculos secantes labrados en aquél y que encierran diferentes motivos.
En el tímpano un personaje con túnica hasta las rodillas levanta y abre sus brazos en cruz; hacia los lados se encuentran dos rosetas inscritas en círculos. Según López Pacho «A los capiteles se les encomendó predicar la pasión y muerte de Jesús; al tímpano, la resurrección». El carácter redentor del mensaje parece innegable.

Encima de la puerta y hasta los extremos de la fachada corre una imposta ajedrezada que se apeaba en canecillos de los que sólo restan los de los extremos, decorados con cuadrúpedos, y pequeños fragmentos de otros.


Otro canecillo, en el lado contrario al de la torre.


También esta puerta estuvo cobijada por un pórtico del que quedan algunas huellas y las ménsulas en las que se apoyaban las vigas de su tejado.


Pasamos ahora al interior de la iglesia, la puerta está abierta.


Al entrar miramos a derecha...


...e izquierda.



Muro sur. Seguimos las palabras de D. Ramón Yzquierdo: En el muro sur de la nave se abría una puerta, hoy tapiada. Este muro tiene menor interés por haber sido rehecho.


Esta es la puerta cegada que hemos visto en el exterior, en la fachada sur. La imagen es la de San Froilán.



Retrocedemos unos pasos y nos situamos al lado de una mesa que hay justo al entrar en la iglesia. En la parte inferior izquierda se ve el sello que se utiliza para sellar la credencial a los peregrinos. También vemos el interior de la torre, sobre la que volveremos más tarde.


En el muro norte de la nave se abre una puerta cuyo arco, de medio punto y en arista, se perfila por un semicírculo sogueado seguido de un pequeño zig-zag, elemento infrecuente que cabe comparar con el interior de la misma puerta de San Miguel de Eiré (Pantón), en donde se empleó un fino ajedrezado.



En la parte alta de dicho muro norte se abren dos ventanas cuyos arcos, de medio punto y sección rectangular, se apean en un par de columnas acodilladas de fustes lisos.

Tres de sus capiteles tienen una decoración vegetal geometrizada, así el más cercano a la torre (a la izquierda de la imagen) tiene unas rosetas y el que hace pareja con él dos órdenes de esquemáticas hojas; éstas, con un perfil en lengüeta, se repiten en el más próximo al arco de ingreso al presbiterio. El cuarto de estos capiteles se ornamenta con un par de leones afrontados con cabeza común en la esquina.


Nos acercamos ahora al presbiterio o capilla mayor. Como señala Yzquierdo, el presbiterio se rehizo en el siglo XVIII, al igual que el muro sur.




Retablo barroco, destaca la imagen del Apóstol Santiago en la parte inferior izquierda.







Ahora nos volvemos y vemos la torre desde el presbiterio.

Adosadas a los muros norte y oeste se alzan sendas columnas que con otras dos, situadas enfrente y pegadas a un recio pilar, sirven de apoyo junto con el propio pilar y los muros del templo a los arcos de medio punto, doblados y peraltados sobre los que se levantan los muros este y sur que terminan de formar la torre.
El interior de la torre está hueco y una escala de madera permite acceder al cuerpo superior.


Vamos a subir las escaleras de acceso a la torre.


Salvo el fuste adosado a la contraportada los otros tres están anillados, dos por una soga; el otro, ajedrezado, motivo que hace lo propio con el citado pilar.
Los capiteles del arco oriental tienen decoración de hojas que en el pegado al muro presenta toscas cabezas en los ángulos superiores.


Capitel de la izquierda de este arco oriental.


Las hojas se repiten en otro del lado sur, mientras que en el cuarto se ven unos grifos o leones de cortas alas afrontados y un tercer mamífero que, por atrás, muerde las ancas del colocado en el lado mayor del capitel (en la imagen).



Arco y capiteles (el que tiene motivos de hojas está bañado por los rayos del sol y no se puede ver bien) de este lado sur de la torre.


Vamos a bajar las escaleras, pero antes nos detenemos un instante para apreciar los capiteles del lado oriental de la torre y al fondo, el presbiterio.


Aprovechando la parte inferior de la torre se colocó aquí una singular pila bautismal de granito ornamentada por escamas imbricadas a las que se superponen arcadas ciegas pareadas, decoración inusual en las pilas gallegas.



Antes de salir de la iglesia nos fijamos en la cubierta de madera, a dos aguas. A la derecha, el muro sur de la torre.


Bajamos la vista y nos encontramos con la contraportada.

La contraportada tiene el arco de medio punto de la puerta principal rodeado por una chambrana cuya mitad inferior se corta en bisel con pequeñas bolas de trecho en trecho, en el resto se ha labrado una línea en zigzag.
El dintel, pentagonal, tiene sus dos lados decorados y por el reverso presenta cinco composiciones florales encerradas en círculos y adaptadas a la forma de la pieza. Los sillares que sobre el dintel cierran el tímpano tienen por este lado una cruz central de brazos iguales, ensanchados hacia los extremos, que parten de un círculo central en el que se ve una roseta; otras dos se encuentran a los lados. Los tímpanos bifaces no son habituales y el de Barbadelo es el único en esta zona.

Volvemos al exterior. El sol ilumina a raudales esta mañana de diciembre. Este es el otro acceso a la iglesia y el cementerio, junto a la fachada principal.

Atendemos ahora a estas consideraciones de D. Ramón Yzquierdo, a modo de conclusiones:
La iglesia románica de Santiago de Barbadelo vino a sustituir a otra anterior de la que podrían haberse reutilizado algunos sillares en la actual.
En ésta la construcción de la torre dentro de la nave, apoyándose en parte en sus muros, debió de constituir una notable complicación que aconsejó no abrir la proyectada e iniciada ventana de la fachada principal.
Da la impresión de que la construcción debió de ir lenta y tal vez nunca se resolvió bien el remate de la torre, lo que se realizó durante la restauración de hace unos años.
 Con anterioridad, en el siglo XVIII, se rehizo el presbiterio y la mayor parte del muro sur de la nave.
El autor de Barbadelo pudo ser un maestro ajeno a la zona, lo que explicaría la utilización de algunos de los temas de su portada, y poseía un repertorio ornamental amplio en el que los motivos geométricos y geometrizados ocupan un lugar importante, lo que ayuda a situarlo en los finales del siglo XII.

Desde aquí las flechas amarillas indican el camino de salida porque se supone que se entra por la primera entrada al cementerio y después se sale por aquí, para regresar por la pista asfaltada al Camino.


Es hora de terminar la visita a la iglesia de Santiago de Barbadelo y continuar el Camino. Aunque eso lo veremos en los próximos capítulos.


Fin.

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