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Exposición Silencio. El Monacato en los Orígenes del Camino (I). Monasterio de Samos.


Entre los meses de diciembre de 2015 y octubre de 2016 se ha celebrado en el Museo del Monasterio de Samos la exposición Silencio. El Monacato en los Orígenes del Camino. Trata la relación de siglos de las órdenes religiosas con el Camino de Santiago.

Dividimos la visita en tres partes. En esta Parte I haremos una pequeña introducción a lo que es el propio museo dentro del monasterio, y veremos las salas 1 a 5.

Click Aquí para ver la Parte II. Sala 6.
Click Aquí para ver la Parte III. Sala 7.


Códice Calixtino (ca. 1160-1180. Archivo de la Catedral de Santiago. Ed. Facsímil). Mapa ilustración titulado “El Monacato y las Órdenes Militares en el Camino de Santiago”. Sarcófago con basas zoomorfas (Abadía de san Xiao (Julián) e santa Basilisa de Samos, s. XII-XIII).

Coordenadas de situación de Samos en Galicia. Amplíe el mapa y llegará al Museo del Monasterio42.732395, -7.325501


La exposición se ha llevado a cabo a iniciativa de la Asociación de Periodistas e Estudosos do Camiño de Santiago (APECSA), en colaboración con el Monasterio, claro y la inestimable ayuda de la Sociedad de Gestión del Plan Xacobeo.

Llegamos a Samos en una fría mañana de un sábado de febrero con intención de ver la exposición. El museo aún no ha abierto sus puertas. Nos acercamos al puente sobre el Río Sarria (u Oribio) que baja con bastante caudal.



Vamos a saber algo más sobre la creación del museo del monasterio.

Nota: Los párrafos en cursiva que se refieren al museo del monasterio han sido extraídos del epígrafe 6.6.4, La creación de un museo monacal, incluido en la Tesis Doctoral que lleva por título: San Julián de Samos – Lugo, Estudio e Interpretación del Diseño Monástico y su Evolución, cuya autora es la Doctora Arquitecta Estefanía López Salas.

Con el objetivo de disponer de un lugar en el que exponer una parte importante de las piezas con valor artístico que se guardan en el monasterio, que no pueden ser visitadas por el público, el 29 de enero del año 2008 el Ayuntamiento de Samos aprobó un convenio por el cual se comprometía a colaborar con la comunidad de monjes en la creación de un museo.

El lugar elegido para su instalación fue la planta baja del claustro grande, en una serie de locales que no tenían un uso concreto en aquel momento, más que el de servir de zonas de almacenaje.




El proyecto de adecuación interior de esos espacios, para un nuevo uso, fue encargado a las arquitectas Gloria Trigo Mayor y Susana Copa Villar, quienes presentaron el proyecto básico correspondiente en julio del 2008 y el de ejecución en diciembre de ese mismo año.

En la memoria de esos documentos se especifica que los locales seleccionados para salas de exposiciones fueron un total de siete, comenzando en la dependencia a la que se accede a través de la antigua puerta de entrada para carros y caballerías, que actuaría de vestíbulo y recepción, y extendiéndose por todo el ala sureste del claustro grande hasta el núcleo de escaleras situado en el encuentro de éste con el claustro de las Nereidas.



A continuación, las redactoras del proyecto explicaban las soluciones adoptadas para convertir estas antiguas zonas de almacenaje en salas de exposición. En primer lugar, hacen referencia a la cuestión de la accesibilidad. Aunque se barajó la posibilidad de recuperar la vieja entrada al monasterio desde el río, las dificultades asociadas a esa propuesta provocaron la búsqueda de otra solución. Se decantaron por la antigua puerta de entrada para carros y caballerías, situada en la fachada noreste, ligeramente hundida respecto de la carretera y a la que se llega a través de una rampa que, sin embargo, en aquel momento tenía una inclinación excesiva para minusválidos.

Como consecuencia, se planteó recuperar el nivel original de la calle. Esto también permitía devolver a la fachada, en general, y a la puerta de los carros y caballerías, en particular, sus dimensiones originales. Al mismo tiempo, el rebaje de parte de la calle provocaba una reorganización del espacio exterior inmediato, que no podía afectar al ámbito de la carretera.



Los trabajos de adecuación comenzaron en enero del 2009, con un taller de empleo creado por el Ayuntamiento. La comunidad de monjes encargó la realización del necesario control arqueológico de aquellas zonas en las que se iba a rebajar el nivel del suelo, lo cual tuvo como resultado el descubrimiento de algunos restos.

Entre ellos, cabe destacar la localización de un horno de pan, con su chimenea en fábrica de cantería y el suelo original de barro cocido en el extremo norte de la desaparecida licorería. Asimismo, en la zona de la entrada, la excavación efectuada permitió sacar a la luz un piso de cantos rodados, dispuestos en cuatro cuadrantes delimitados por una cruz central. Estos hallazgos retrasaron la ejecución general de los trabajos y provocaron algunos cambios en el proyecto definido inicialmente

El nuevo museo se abrió al público, por primera vez, en mayo del 2011, con motivo de unas jornadas que pretendían dar a conocer sus instalaciones y su exposición. Aunque tras ese acto las salas permanecieron cerradas durante varios años, desde el 2014 está abierto a los visitantes, con exposiciones de carácter temporal y ciertas piezas que se exhiben de forma permanente, como algunos restos del templo románico.



Antigua puerta de entrada para carros y caballerías, que actúa de vestíbulo y recepción. Mirando a la izquierda vemos la puerta de entrada a la parte del Monasterio dedicada a las salas de exposiciones.

Destacamos en palabras de López Salas: ...en la zona de la entrada, la excavación efectuada permitió sacar a la luz un piso de cantos rodados, dispuestos en cuatro cuadrantes delimitados por una cruz central.



Portalón de entrada desde esta estancia al Claustro Grande o del Padre Feijoo.





Sala 1.

Mirando desde la puerta de acceso a nuestra derecha. En este lado de esta sala hay expuestas dos obras.



Y ahora miramos a nuestra izquierda. En este lado no hay obras expuestas, tan solo este panel de presentación de la exposición. A la derecha se ve otro panel que señala el acceso a la siguiente sala.



Pieza 1 (de las dos de esta sala).

Panel informativo. Transcripción:

Santa Catalina.

En el siglo IV, con la paz constantiniana, los cristianos dejan de ser perseguidos. Se cierra así una etapa, y el “mártir” será sustituido por el “monje” como modelo de perfección cristiana.

Fragmento del antiguo retablo de Sta. Catalina de Alejandría. Monasterio de Samos. Finales S. XVI; autor Francisco de Moure.



Pieza 2 de esta sala.

Vitrina en cuyo interior se encuentra la obra expuesta.



Panel con descripción. Transcripción:

Solitudo, sive, Vitae Foeminarum Anachoritarum” por Justo Sadler, Munich, 1621.



Puerta de acceso al corredor que viene a continuación, donde está la Sala 2.




Sala 2.

Es un corredor, o galería, bajo una escalera, de techo abovedado. Vemos el corredor desde la puerta de acceso y uno de los dos paneles que hay en el mismo.



Panel 1, de los dos que hay aquí.



Texto de este panel. Transcripción:

Siglo IX. Un eremita, Paio, descubre en Galicia el sepulcro de Santiago el Mayor.

En tiempos del rey astur Alfonso II, y coincidente con el episcopado de Teodomiro en la sede de Iria, (en la década 820-830) un eremita, llamado Pelagius o Paio, es el autor del hallazgo de un sepulcro, prontamente identificado como el del Apóstol Santiago el Mayor, en el bosque de Libredón, en la lejana Gallaecia. El sepulcro se esconde en una espesura próxima a donde el anacoreta Paio mora apartado del mundo, según el modelo de vida de los Padres del Desierto.

Así el comienzo del fenómeno jacobeo hay que atribuírselo precisamente a un hombre santo que vive siguiendo el ideal de vida eremítico y monacal...

Este otro panel está situado también en el mismo corredor, entrando en el mismo a la derecha.



Texto de este panel . Transcripción:

El eremitismo y los primeros monasterios en el Camino.

Son muchos los monasterios de fundación antigua que tienen su origen en un eremitorio. Tal cosa ocurrirá también en distintos cenobios que jalonan la ruta Jacobea: la basílica de San Román en Blaye en el camino de Tours, la abadía de Montmayour en Arlés sobre la cueva de San Trófimo, Saint Guilhem-le-Desert, o Saint-Gilles en la Vía Tolosana; o San Astier en Chancelade, en la Vía Lemovicense son algunos ejemplos en los Caminos de Francia.

En tierras hispanas, San Juan de la Peña creció sobre el refugio de San Juan de Atarés, el monasterio de Albelda surge en un lugar eremítico, como lo hará la catedral de Santo Domingo de la Calzada o la hospedería de Foncebadón, obra del ermitaño Gaucelmo.

El mismo San Pedro de Antealtares, fundado por Alfonso II para atender el culto en el sepulcro del apóstol en la futura Compostela, surge contiguo a la cella del ermitaño Paio y de la tumba apostólica.


Desde la esquina donde está el Panel 2 vemos está galería que discurre bajo una escalera y que comunica con la siguiente sala. A la izquierda vemos la puerta de acceso desde la primera sala de la exposición. El hueco en el muro que se ve a la derecha de la imagen corresponde a una obra que veremos a continuación. Toda esta galería o corredor está construido en mampostería de pizarra.



Según consta en la memoria del proyecto de adecuación interior de las espacios para su uso como museo redactada por las arquitectas a las que fue encargado: Las bóvedas de la escalera son bóvedas rebajadas de cañón construidas a distinta altura en la dirección de cada uno de los tramos de la escalera (2 en total). Se halla en piedra vista y no se aprecian restos de mortero superficial.

El corredor gira 90º y vemos el umbral de la siguiente estancia del museo.



Pieza escultórica situada en el hueco del muro.



Descripción: Imagen de San Juan Bautista. Madera Policromada. Autor anónimo. Siglo XVI. Restaurada por la Fundación Otilia Millares.



Acceso a la siguiente sala desde el corredor.




Sala 3.

Panel informativo titulado Monacato en Hispania. Monacato autodidacta. Este panel, situado en la pared de enfrente a la puerta de acceso desde el corredor es el que sitúa el tema de esta sala.


Panel. Transcripción:

Monacato en Hispania. Monacato autodidacta.

A partir del siglo V, los eremitas de vida solitaria empiezan a hacer vida en comunidad. Se convierten en “cenobitas” (literalmente “los que hacen vida en común”), y comienzan a fundarse los primeros monasterios en Hispania. Los monjes organizarán su vida siguiendo distintas “reglas”. Las conocidas como Regla de San Isidoro, la de San Leandro o la Regla de San Fructuoso del Bierzo son las que se siguen, con cierta libertad durante el período visigodo. Y lo habitual será que se siga una regla mixta, compuesta de varias o de fragmento de varias, lo que se conoce como Regula Mixta o Codex Regularum.

Este complejo panorama irá cambiando de forma paulatina y, poco a poco, en la Península se irá imponiendo la Regla de San Benito.

Nos situamos frente a la puerta de acceso desde el corredor.



Obra expuesta entrando en la sala desde el corredor, a la derecha.


Descripción: Retrato de San Agustín. Óleo. Autor anónimo. Siglo XIX. Restaurada por la Fundación Otilia Millares.



Vitrina situada en la pared perpendicular a la de la puerta de entrada desde el corredor.


Descripción: Diversas ediciones de la Regla de San Benito. Imágenes de San Gregorio y San Benito (S. XVI).




A la izquierda de la imagen vemos el panel sobre la Regla de San Benito.



Panel titulado La Regla de San Benito se impone en los reinos hispanos y en el Camino.


La Regla de San Benito se impone en los reinos hispanos y en el Camino.

Progresivamente, las reglas monacales hispanas van a ir siendo susutituídas por la Regla de San Agustín, en algunos casos, y sobre todo por la Regla de San Benito de Nursia. En el año 1055 el Concilio celebrado en Coyanza (León) impondrá esta Regla a todos los monasterio hispanos. Es también la época de la gran Reforma Gregoriana que sustituirá el rito mozárabe en la Península por la liturgia romana.

Esta reforma fue impulsada por el Papa Gregorio VII, monje cluniacense, y sus sucesores inmediatos. Los reinos peninsulares se acercan a Europa y el Camino de Santiago va a ser una gran vía de penetración, especialmente para la Orden de Cluny, la rama más poderosa de los benedictinos en ese momento.

El apogeo del monacato benedictino irá de la mano con el esplendor de las rutas de peregrinación que cruzan Europa y se dirigen a Compostela.


Obra situada frente a la vitrina, al lado de la puerta de acceso a esta sala desde el corredor.


Descripción: Imagen de San Martín de Dumio. Madera policromada. Autor anónimo. Siglo XV. Proviene de la iglesia de San Martiño do Real, Samos. Restaurada por la Fundación Otilia Millares.



Obra situada en la misma pared que la inmediatamente anterior.


Descripción: Retrato de San Benito de Nursia, San Plácido y San Mauro. Óleo. Autor anónimo. Siglo XIX. Restaurada por la Fundación Otilia Millares.


Al lado de esta última obra hay un panel informativo. Transcripción:

Después vino el sobredicho Alfonso siendo aún niño; y permaneció mucho tiempo allí en Sámanos en compañía de los hermanos (…) durante el tiempo de su persecución”.

Privilegio de Ordoño II, año de 922.

Una hipótesis, debida al abad samoense Mauro, sostiene que fueron monjes de Samos los enviados por Alfonso II a custodiar la tumba del Apóstol, dado que los fueron quienes ocultaron y educaron al monarca en su niñez.



Sala 4.

Vista de la puerta de entrada a la sala 4 desde la sala 3.



Pared en donde está la puerta de entrada a la sala desde la sala anterior. Hay dos paneles.



Panel titulado: Los Monjes-Caballeros custodian el Camino.


Transcripción:

Los Monjes-Caballeros custodian el Camino.

El ideal de caballero cristiano aparece reflejado por vez primera en la “Vita Sancti Gerardi” la biografía que en el siglo X escribe Odón, abad de Cluny, sobre el noble San Giraldo de Aurillac.

Durante las Cruzadas se hará necesaria la protección armada de los peregrinos y nacerán así las múltiples órdenes de monjes-soldado.

La orden más antigua, la del Santo Sepulcro fundada en Tierra Santa durante la I Cruzada por Godofredo de Bouillon tuvo poca implantación en el Camino de Santiago. También la Orden de Calatrava (creada en 1158) tuvo alguna presencia.

Las tres órdenes que tendrán una mayor presencia en el Camino de Santiago serán la Orden de Caballeros Hospitalarios, el Temple y la Orden de Santiago.

Panel titulado: Los Caballeros de Santiago.


Transcripción:

Los Caballeros de Santiago.

La principal de las órdenes hispanas, la Orden de Caballería de Santiago, tuvo su origen en la frontera extremeña, en 1170, en tiempos de Fernando II. Los caballeros de Cáceres pronto se convierten en caballeros de Santiago, definiéndose en 1171 como caballeros y vasallos del Apóstol.

Los santiaguistas fueron actores clave en la Reconquista en el sur de la Península y su presencia y posesiones fueron acrecentándose a lo largo del Camino a Compostela, principalmente en Castilla y león, pero también en Francia, donde poseyeron durante un tiempo un hospital en Pont´Artigues (Vía Podense). El establecimiento más importante es el hospital leonés de San Marcos, excepcional edificio junto al puente sobre el río Bernesga. No lejos de Carrión (Palencia), la Orden administraba también el célebre hospital de Santa María de las Tiendas.

En Galicia destaca el monasterio de Vilar de Donas, donde yacen sepultados numerosos caballeros gallegos de esta Orden.


Continuamos por la pared de la derecha, perpendicular a la inmediatamente anterior. Hay dos paneles y una obra escultórica. Uno de los dos paneles, el que está a su izquierda se refiere a la obra en cuestión, la imagen de San Bernardo. También se ve la isla central con las cuatro obras en su vitrina y la puerta de acceso a la siguiente sala. A la derecha de la puerta hay otro panel.



Panel titulado: Los Caballeros Hospitalarios, los primeros en el Camino.


Transcripción:

Los Caballeros Hospitalarios, los primeros en el Camino.

De todas las órdenes militares, la de San Juan de Jerusalén fue la primera en asentarse en tierras hispanas y en el Camino, a comienzos del siglo XII. Fue también la que desarrolló una mayor actividad en la ruta jacobea. En tiempos de Alfonso VII los hospitalarios se asientan en Atapuerca y Burgos. Más tarde en Puente Itero, a orillas del Pisuerga regentan el hospital aún hoy existente. En Puente Órbigo detentan otro hospital, poseen tierras en el Bierzo y en Galicia destacará la bailía de Portomarín, con su poderoso templo-fortaleza.

En Navarra y Aragón, la orden se asentará gracias al testamento de Alfonso I el Batallador. Enclaves destacados serán, entre otros, Sangüesa, Cizur Menor (aún hoy enclave hospitalario), y quizás Eunate, muchas veces atribuida al Temple con escaso fundamento documental.

Obra escultórica situada al lado del panel anterior.


Descripción: Imagen de San Bernardo. Madera policromada. Autor anónimo. S. XVII. Restaurada por la Fundación Otilia Millares.

Esquina de la sala en la que se exponen estos dos paneles. El de la derecha es el que está situado al lado de la pieza escultórica de San Bernardo, complementa la pieza por su temática. El panel de la izquierda es el que está al lado de la puerta de acceso a la siguiente sala.


Panel de la derecha. Transcripción:

Tengo la duda de si hay que considerarlos realmente monjes o más bien caballeros, o si, más correctamente, hay que llamarlos de las dos maneras, porque se sabe que no falta en ellos ni la apacibilidad del monje ni el coraje del caballero”.

Bernardo de Claraval “Elogio de la Nueva Milicia Templaria” (ca. 1125).

San Bernardo de Clarivaux o Claraval, cisterciense, es la figura determinante para la consolidación de la orden del Temple. En su “De laude novae militiae ad Milites Templi” soluciona el dilema moral que suponía el empleo de la violencia por parte de los cristianos. Nace así el concepto de “Bellum Sacrum”, Guerra Santa.


Ahora, el panel de la izquierda. Es el que está al lado de la puerta de acceso a la siguiente sala. Titulado: El Temple, protector de caminos y peregrinos.


Transcripción:

El Temple, protector de caminos y peregrinos.

La orden de los “Pobres Soldados de Cristo”, nombre original de los Templarios, nace hacia 1120 en Palestina para proteger las vías y a los peregrinos que se dirigen a Jerusalén, tomada por los cruzados unos años antes. En el Concilio de Troyes, con el apoyo de San Bernardo, el Papa aprueba la Regla de la Orden.

Los Templarios van a ser puestos bajo la potestad directa del Papa y a lo largo del siglo XII extienden su influencia por el occidente cristiano.

Su presencia en el Camino, tanto en Francia como en España, es frecuente, aunque no se pueda hablar estrictamente de protección hospitalaria a los peregrinos.



Vitrina situada en el lado contrario al panel que acabamos de ver, al lado de la puerta de acceso a la siguiente sala. Nota: No tenemos panel con descripción de las obras expuestas.



Vista de esta parte de la sala con la isla central con una vitrina que contiene cuatro obras. Detrás de la isla está la puerta de acceso a la siguiente sala y, a la izquierda de dicha puerta está situada la vitrina que acabamos de ver. A la izquierda, la pared con las dos ventanas y, en el espacio entre ambas, la ilustración que veremos más adelante.



La vitrina situada en el centro de la sala. Vemos dos de las cuatro obras que contiene. Comenzamos por la que se ve a la izquierda de la imagen.



Descripción: El sitio de Rodas”, 1482-1483. Bibliotèque National de France. Ms. Lat. 6067. Facsímil.



Vamos rodeando la vitrina. Siguiente obra:

Descripción: Códice Áureo de Echternach”, Echternach, Luxemburgo, 1046. Biblioteca del Monasterio del Escorial. Ed. Facsímil.



Tercera de las obras.

Descripción: La Regla primitiva de los Templarios”. Dijo. Siglo XII. Manuscrito custodiado en los Archivos Departamentales de la Côte D>Or – Ms. H111 Dijon s-XII. Robado en 1985. Ed. Facsímil.



Y la cuarta obra expuesta en la vitrina.

Descripción: Libro de la Real Cofradía de Caballeros del Santísimo y de Santiago”. Burgos. Siglos XIV-XVI. Ed. Facsímil.



Pared que se ve a la izquierda entrando en la sala.



Ventana que mira hacia las cristalinas aguas del Río Oribio (o Sarria).



Panel situado en el espacio existente entre las dos ventanas.

Descripción: Grabado de Wenceslaus Hollar, Monasticon Anglicanum, 1693.



Vista de la siguiente sala, la 5, desde esta Sala 4. La Sala 5 está iluminada de forma tenue porque en ella hay una presentación audiovisual, además de las dos obras expuestas. Al fondo se puede ver la Sala 6, que ya está iluminada como las anteriores.



Sala 5.

Esta sala es de menores dimensiones que las ya vistas, si exceptuamos el corredor bajo la escalera. Contiene dos obras escultóricas, cada una en su vitrina, y una presentación audiovisual. Esta última está situada entrando en la sala a nuestra derecha, conforme avanzamos en el recorrido de la exposición, y las dos obras están situadas a nuestra izquierda.

Espacio situado a la derecha entrando en la sala para la visión de la presentación audiovisual.



Presentación audiovisual. Hemos coincidido con esta preciosa estampa del Monasterio de Samos cubierto de nieve.



Las dos obras expuestas en esta sala, cada una en su vitrina. A la derecha vemos parte de la puerta de acceso a la siguiente sala.



Vitrina de la izquierda.

Descripción: Imagen de San Benito de Nursia. Madera policromada. Autor: José Ferreiro. Siglo XVIII. Restaurada por la Fundación Otilia Millares.



Vitrina de la derecha.

Descripción: Imagen de Santiago Peregrino. Madera policromada. Autor anónimo. Siglo XVI. Restaurada por la Fundación Otilia Millares.



Aquí concluye la Parte I de nuestra visita a la exposición.



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